8.8.15

¿Qué es un no músico?, por Leandro Ribot


(Sobre Los peligros que nos rodean de Nicolás Moguilevsky, Buenos Aires, Metamúsica.TV, 2015)


Lo importante es que creo que hay que empezar dando con la manera de enfrentarse a un instrumento sin pensar que el instrumento plantea una serie de problemas táctiles. Estos problemas existen, por supuesto, pero hay que reducirlos a su mínima expresión. El problema radica en si tenemos la suficiente intuición o vivencia extratáctil de la música para que nada de lo que pueda suceder por culpa del piano se convierta en un obstáculo.
Glenn Gould. Conversaciones con Jonathan Cott


El piano de Los peligros que nos rodean, de Nicolás Moguilevskynos lleva a un estado de inocencia. Hay una delicadeza en su manera de ejecutar el instrumento como especulando sonoridades por detrás de las teclas sin saber con exactitud hacia dónde van las melodías que parecen ser tan efímeras e irrepetibles como instantáneas. Algo rompe el silencio, algo que no se sabe bien qué es, aparece y se desarma en una progresión de sonidos cautos que transmiten un poco de fragilidad, como si alguien caminara a tientas en lo oscuro. Artero, el pianista improvisa. Es posible que la idea de experimentación esté sobrevaluada. Ya lo dijo el poeta: no hay ejercicio intelectual que no sea finalmente inútil. Pero en el caso de Los peligros que nos rodean las melodías destejen lo no escrito. Arbitrario, exultante, audaz, el disco muestra que todo hombre es un artista. ¿Qué es un no músico y qué ventajas tiene?, parece querer preguntar, siempre entre líneas, Los peligros que nos rodean. ¿Algo de Keith Jarret sobrevuela en este disco producido por Ulises Conti? Sí, y también algo de Cassavettes en la manera de aprovechar los pocos recursos. Moguilevsky, como si fuera un dibujo para escuchar, usa el espacio sin titubeos.

Sus composiciones son tan breves como inquietantes y parecen no resolverse en acordes esperables sino que abren hacia lo incierto de las disonancias. ¿De dónde surge ese flujo continuo de notas? Una de las fortalezas más sobresalientes del disco es su originalidad. Las composiciones de Moguilevsky recuerdan esa aguafuerte, “El idioma de los argentinos”, donde Arlt apuntala: “Los pueblos bestias se perpetúan en su idioma, como que, no teniendo ideas nuevas que expresar, no necesitan palabras nuevas o giros extraños; pero, en cambio, los pueblos que, como el nuestro, están en una continua evolución, sacan palabras de todos los ángulos, palabras que indignan a los profesores, como lo indigna a un profesor de boxeo europeo el hecho inconcebible de que un muchacho que boxea mal le rompa el alma a un alumno suyo que, técnicamente, es un perfecto pugilista.” La metáfora de Arlt extrapolada del boxeo sirve para pensar en Los peligros que nos rodean. Moguilevsky saca notas de su mente en una libre asosiación de hemisferios, de cualquier parte, sin importarle si lo que toca es pentanónico, dórico, de una escala mayor o menor. Es posible que su osadía genere envidia o indignación en los que pasaron su vida estudiando música, obedientes, sin poder dar con la modesta felicidad de descubrir algo propio. Profesores capados de solfeo, absternerse. Moguilevsky toca lo que siente y le dicta, como en un flujo de escritura automática, su nervio auditivo. El autor sigue el pálpito de una intuición.

Los treinta minutos que duran las trece sugerentes composiciones de Nicolás Moguilevsky fueron grabados en La orquesta de cristal durante tres jornadas del mes de julio del año 2014.