18.3.24

Perplejidades sobre un oficio, por Javier Fernández Paupy

 

[Sobre Manual del Pintor Oficinista, Mariano Combi, homo faber, Buenos Aires, 2023, 124 páginas.]

 

Mariano Combi en su Manual del Pintor Oficinista despliega un abanico de posibilidades en torno a la figura del pintor, entendiendo, a su vez, al pintor como un estereotipo del artista y al oficinista como un estereotipo en sí mismo. Combi deshace clichés y los retoma como si fuera posible, en un doble movimiento, pensarlos una vez más o verlos desde otra perspectiva, sacándolos del lugar fosilizado en el que descansa la percepción. Combi evoca lugares comunes, los confunde y los vuelve a pensar. El gesto es mostrar materiales de trabajo, palabras y líneas sobre una hoja lisa. Por un lado, palabras combinadas con un carácter de fórmula o sentencia que parecen proposiciones lógicas y, por otro lado, dibujos que replican el contenido proposicional de esas frases mostrando el desacomodo inevitable de la identidad entre lenguajes o, a la inversa, dibujos explicados cuya descripción desacomoda y también fascina porque obliga a explicitar una relación misteriosa y automática en la impresión del pensamiento. Hay un cruce de hemisferios en cada página del Manual del Pintor Oficinista. Una suerte de archivo de formas de pintar y ser artista que Combi propone, a la manera de un prestidigitador que nos muestra cuál es la carta marcada para que descubramos el artificio. Como si yo tomara esta sentencia: «El escritor pone las palabras en frases». Es y no es una obviedad. Es y no es redundante. Pero la frase que parecía patente se vuelve misteriosa, más profunda, compleja. Como si se escondiera, en lo que tenemos delante de los ojos, una verdad cifrada.

 

Manual del Pintor Oficinista es, en su literalidad, un libro de afirmaciones más o menos lógicas, más o menos delirantes sobre las múltiples posibilidades del pintor. Es un manual que parodia el género didáctico. Pero en su vertiente paródica no agota la primera lectura sino que la problematiza porque critica satíricamente preceptos dados de antemano, a la vez que nos conduce hacia el final de su libro con levedad, gracia y sentido del humor. También es una pequeña historia oblicua y pop del arte del siglo XX, con retazos intertextuales y guiños para aficionados a la historia del arte. Es un homenaje y, asimismo, es posible leerlo como un poema, descubriendo el poema que subyace en toda lista. Pero, desde cualquier punto de vista, el Manual del Pintor Oficinista es un manifiesto, un tratado sobre el tema, un libro que se pregunta por el sentido figurado del lenguaje y por la literalidad que reside en una imagen. Hay algo surrealista en la conexión de imágenes, algo hiperrealista, algo peronista, algo naif en los textos, algo sarmientino en su tono falsamente didáctico.

 

En relación a la explicación que propone la “Nota introductoria” sobre el origen del libro, quizás sea posible delimitar sus alcances. Por un lado, estamos delante de algo que sale de una asociación de ideas a partir de un dibujo surgido de la pulsión de dibujar algo. Por otro lado, se propone como una serie sobre la didáctica del dibujo o la pintura. Combi señala, en la primera página del libro, que se trataría de una «(…) parodia a esos clásicos manuales de dibujo y pintura, haciendo un peculiar repaso por ciertos personajes y episodios de la Historia del Arte del siglo XX». Por otro lado, sobresale ese intento de reflexión sobre «las distintas ocupaciones de un artista, su lugar en la sociedad, su pertenencia a un entorno a grupo social determinado». El breve texto “La administración del tiempo” es en sí mismo un manifiesto. Una de las aristas más sobresalientes de esta pequeña genialidad consiste en proponer una reflexión sobre la misteriosa ocupación del tiempo en la que incurre el artista y sobre la relación, nunca dada de antemano, más bien tensa y muchas veces contradictoria, entre el trabajo de artista y el de asalariado.

 

Leo el Manual del Pintor Oficinista, de Mariano Combi, y pienso en algunos ejemplos. Eduardo Sívori nace en el seno de una familia acaudalada, toma clases con grandes maestros, pinta a sus anchas con el respaldo material de una vida que puede consagrar a la pintura y al perfeccionamiento de su oficio con maestros, muchos de ellos europeos. Fortunato Lacámera toma clases en la Sociedad La Unión de La Boca mientras trabaja como aprendiz de telegrafista en el Ferrocarril del Sur para sobrevivir. Sultana Neder nace en el Líbano pero viene a la Argentina de muy joven, estudia en la Escuela Nacional de Bellas Artes y el paisajista marino Justo Lynch es uno de sus maestros, con quien van al puerto a pintar al óleo. Henry Darger trabaja en la limpieza y por las noches, en su casa, engrosa el manuscrito de La historia de las Vivians usando muchos de los desechos y la basura en forma de papelitos y residuos escolares que recolecta en su jornada como ordenanza. Daniel Jhonston trabaja en un McDonald’s cuando graba su música en cintas de cassette y se las regala a desconocidos que le resultan simpáticos y, sobre todo, a mujeres, para que vayan a sus conciertos. Roberto Arlt escribe en las redacciones de los diarios en los que trabaja, robándole tiempo al tiempo. Bukowski trabaja como cartero de día y por las noches escribe poemas y narraciones, se emborracha con cerveza y whisky, escucha Brahms y Bach en la radio. Robert Walser, en un sanatorio para enfermos mentales, sobre el final de su vida, escribe en unos papelitos que meses después de su muerte, una enfermera encuentra prolijamente guardados en una caja de zapatos. Kafka, oficinista perplejo, escritor compulsivo, se inspira en la maquinaria burocrática de la empresa, analiza esa lógica austrohúngara hasta llevarla a un plano metafísico y sublimarla en el imaginario de muchos de sus libros. El Manual de Combi invita a pensar en estos casos y en otros. En biografías de artistas oficinistas. En las formas de colapsar el ritmo de la burocracia y de la maquinaria productiva, de aprovechar el envión de la exigencia deshumanizante del trabajo, de su lógica absurda y de su orden para modelar la pieza que se sale de la serie sin poder correrse del todo de la serie en la que se inscribe. Una concepción del trabajo del artista como ese que es capaz de incitar su propia trascendencia a contrapelo del tiempo visible y rentable.

 

A la vez, el Manual extrañifica la mirada sobre lo que es o no es la pintura, el pintor, la obra. En algún punto esencializa porque reduce un oficio a su esencia. ¿Pero cuál es la esencia de una ocupación artística sino ser eso que es? El Manual problematiza las condiciones materiales de vida de un artista. «Usar el dinero obtenido en un trabajo para realizar otro, ese que no termina de ser trabajo», leemos. El Manual va de lo obvio a lo que se oculta en lo evidente. Muestra también la ridiculez de las contradicciones. Así, «Una Pintura sin marco no es una Pintura» y «La Pintura no necesita Marco». El Manual participa del humor sutil y extraño a la vez que reduce a lo extravagante las premisas básicas del oficio. No se trata del encuentro fortuito de una máquina de coser y un paraguas en una mesa de disección, del que hablaron los dadaístas sino del cruce entre obra y técnica, entre la obra y las diversas formas en las que se enmascara la vida material de un artista. Una noche Combi mira un autorretrato de Giorgio de Chirico, lo copia y anota en la hoja: «Pintor Oficinista». Su Manual trasunta la urgencia y la necesidad de producir que sacude a un artista. Ese impulso vital sin el cual no podría sentirse libre. Un libro de dibujos de línea que alude a pintores y que, en suma, es una exaltación del dibujo. Desde la foto de Matisse al lado de una monja en la primera página de este libro fino, editado con pericia artesanal, nos anticipa que Manual del Pintor Oficinista participa de un uso peculiar del capricho, de lo absurdo, de la libertad creativa y que, aunque se lea de un tirón en menos de diez minutos, es uno de esos objetos maravillosos a los que vamos a volver, una y otra vez, para encontrar más preguntas.

 

«No sabemos qué es lo que hace que el Pintor sea Pintor», leemos en la última página del libro. Esa incertidumbre recorre la mirada que tiene Combi sobre el oficio. Como si en cada afirmación se encubriera una duda, una vacilación, una paradoja, una perplejidad sobre el oficio.

12.3.24

Gótico Ganadero, por Santiago Armando

 

 

Estuve muy alzado con una señora, parece ser que mi única opción de mujer con tiempo libre son las jubiladas, pero solo soy un célibe cultivador discapacitado. Ella me dijo que fuéramos al Four Seasons de Recoleta a 710 lucas el día, genial, espero que consiga  pretendientes, yo no le he vendido que soy nada, simplemente me ha tratado como un simple hombre y hemos terminado, soy pobre por voluntad propia.

 

 

Un panadero angelito

soplé en el culito

de Fray Asno

atrás del cementerio

mientras bajaba la sombra

sobre los ángeles y los santos

 

En la terraza con palmeras

ella con malla

muy acalorada habla

en mi terraza con plantas

pelopincho y gazebo

le rasgo la bombacha

y hacemos bailes

de delfines rosados

y rotamos en tijera

en la turba de agua

con desgarros de Valeria Lynch

hasta que acaba con lagarpijas

y los grillos 

 

 

Canta Django y descorchan

champetas de esperma

y bandejas de fugazzeta

para el pullman petero

y las primeras plateas

oh ventilación y los negros

del servicio de limpieza

recogen los restos  

 

El porro

el aire

el ventilador cruzado

el chat, la paja

las milanesas

el olor a pedo

Y la siesta

 

 

Para el olor a pedo mezclado de las parejas se prende palo santo. Shanti.

 

 

Faldas folclóricas

 

La acequia la saltan las mozitas con fuentes de empanadas, se ven plateaditos unos pecesitos cuando a veces los cruzan con suspiros, son los pescaditos boliteros. Hay bailes de faldas tomadas con pañuelito por todo el mundo, en La Quiaca y en Hungría, en Texas y en el Volga. En oriente solo con el yoga.

En el jardín de la casa de té los sadhus hacen su yoga y las mujeres les pasan la merluza por arriba, milanesita marrón canela y gordas de silos carnosos, abotinados. El yoga en el aire con la postura de tomar carrerita de ponerla bien hincado a fondo toda para arriba y pling, cuelga el genio de dibujito animado, y no estar. Oculto en la guarda del viento, sus rasponcitos para dormir fresquito con el sitar monótono hasta el toque de luz de las hojas del álamo que cortaron.

 

Por fetichista natural, hombre representativo, gustaba de una engolada animadora cultural con voz de locutora con la que me hacía pajas por teléfono, va a salir en un programa de radio, me ha dicho, le mandaré obscenísimos mensajes de oyentes nigerianos. Así el mundo en clímax con la tercera edad. Pido perdón a Dios por mi lujuria morbosa y levanto mi cruz hasta donde llegue.

Ya no puedo inventar más chistes sobre los hombres ni tampoco vivir ni contar cosas ni crear nada. Solo soy un cultivador discapacitado y folclorista aficionado.

 

 

Esta es una casa de familia

 

Qué es esta vida para mí

si no te puedo despedir,

amor

con tus libros

en el techito si hay viento

o con el aire a oscuras

con el ventilador cruzado

antes de la siesta

y por las noches me amas

hasta mi horita de sueño

como te jactas en llamarla

"te la pongo a las once,

te la saco a las cinco de la mañana"

y toditas tus mierdas

que demasiado me molestan,

nunca fuimos amigos

tengo dos hijos

mucho trabajo

y soy divorciada

 

 

La CIA Paraguaya

 

La china infernal

venía adosada a un enano

puto y meado

vinieron allá

a mi cumpleaños, el veintiséis,

(después conocí

al imitador de Sandro con peluca)

me hizo el aguante el Ruso Cherni,

Bea, la guía, y alguno más

pusimos unos temas

se fueron temprano

y me quedé con la tigresa

y el puto

alzadísimo,

la china se partía

bailando en mi cuarto

era un despelote

y el gordo puto

sin más remedio me dijo

que si no me lo cogía primero

había que ponerse

y yo me había gastado la guita

en el asado y la bebida

y se fueron

 

 

quiero tocar el maqam iraquí de la muerte

así quiero irme

por la pena y la soledad

entre las cuerdas lúgubres del laúd

como mi hermano con su voz

en sus últimas noches

hasta la madrugada

 

 

voy dejando mi pulso

para olvidar mi sangre

a las arpas celestes

de las ánimas

 

 

para descansar hay que coger
y tener un orgasmo
con las pastillas no se descansa
yo trabajaba muchísimo antes
pero no me dormía
soy nocturno por célibe, casi
es dificil vivir
tiene sus normas la biología
coger y trabajar
para dormir
Y sigo desprovisto,
preadánico
en el mundo
pero muy emponchado



a Greis

 

estás cansada, tendría

que reformular mis horarios

pero hay unos masajistas cubanos

siento la suavidad de tus manos

sacándote fotos

y pasa el molusco profuso

por mi cara

y te lo dejo al aire

en la pradera

con chorrito de estatua

 

 

Elon's Global Defense System

 

Cuando me llamaron de Cancillería

para acompañar a Javier a Israel

Le pregunté al gordo Benji

Can Iron Dome put down a

nuclear missile?

Y ahí quedó regulando

La desactivación eléctrica

sostenida en el viento

con tensores a órbita baja

de hilados de Internet

al Starlink,

te la hace Elons,

llamalo, le dije.

Ya lo terminaron

Nos regalaron un Iron Dome común

Para la represa de Itaipú

Se lo mangué por el pacto Irán-Bolivia

Y fue todo un servicio gratis

de mi pensión

de Alberto

que llegó

a la media hora

de mi hermano muerto

al buzón

de la mano enguantada

de Juan Domingo Perón

 

 

Los tanques transformers de Milei en las villas destruían las vigas y ladrillos huecos sin revocar, según ellos solo sonunos techitos y unas camas, agua, y tapar olor a mierda con internet, que sus manos hacían polvo hasta la frambuesita destripada. Venían construyendo Karina City con su caravana azul de arpista celeste de las ánimas, y ella siempre estuvo ahí con paneles de propagandas atrás y con las luces y los reporteros en los eventos y nadie la degolló al instante porque sigue y sigue la joda

 

 

Desde que funcionarios de la ONU estuvieran activamente implicados matando israelíes, cuando lo veo a Osvaldo Laport y otros artistas tipo Pelito mangueando para refugiados me digo que es un negocio de Macri con los emires o jeques para financiar a Hamas.

 

 

Adiós discurso, adiós retórica y relato, los pozos de la lengua triturada como un litio de boludos que no hablan, y nunca se para de hablar, pero se hace silencio. Hay uno que manda a diluirse en los libros. Hablo solo en la noche siempre misteriosa de Buenos Aires, llena de bichos Bosch y trava serpents con Osvaldo Terranova de Arzobispo, nos gusta el silencio y chuparnos, nos gusta el viento y los grillos del bajo. Nadie dice nada de como sopla el río sus volvos por el burlete de la ventana en los pisos altos.

 

 

Por favor difundir la excelente cartelera del Cine Cosmos, uno de los últimos cines decentes de Buenos Aires, vayan si pueden, no vaya a ser que lo cierren porque no da plata y quedarse bobo y paralítico viendo Nefli. Esta semana dan No hay osos, de otro cineasta iraní con prisión domiciliaria, Jafar Panahi.

Y Néstor le hizo la bomba atómica al ayatollah. Luego mataron al fiscal de los judíos que investigaba los atentados de Hezbollah a la AMIA y La Embajada.

 

 

Camino de la cruz

 

tres versos tontos por día

por un tomatito cherry

me alcanza para vivir,

 

y la eucaristía

para el peso justo del alma

de la comunión de santos

 

voy por la miseria emponchado

con mi bolsita con la biblia

y los libros de santos

 

 

Fantasma

 

Tres avenidas empedradas

con estación de tren daban

a la morgue de la universidad.

Otra vez allí siguiéndola,

me perdía entre otros cursos

por las escaleras,

salas de lectura de apuntes

de paredes blancas, y volvía

a la avenida repavimentada

con el tranvía

a ver los negocios viejos

de cotillón. los carteles, el polvo,

la gente escuálida, enjuta,

la sombra poquísima.

El viaje de siempre.

                                                                  ***

 

Leo un poco el Céline panfletista de Dupont en Cuarta Prosa para “levantar su taller”, como decía. Su introducción al curso de Céline como un ensayo profesoral en una revista literaria. Todo el mundo cargando con su campaña publicitaria. Leo desbordes, transformaciones obvias, y paro. Nada de Guerra, ni de la traducción nueva, ni del Krogold ni el Londres, nada ni nadie. Paso a lo de Savino, su género se pone mustio, se le llenó de humedad. Sus personajes son poses. No a los emocionantes que nos alejan de diluirnos en los libros, predica en el primer párrafo, para seguir con su género viejo de siempre y sus amigos que son unos re originales. Vi su conferencia sobre Debord en España. La literatura argentina está en la morgue.

 

                                                                ***

 

Dos crotos rumanos cogen en una ciudad liberada a bombazos, en un puente, en donde pueden, después son sapos al lado de un papel con renglones más anchos con forma de celular con tapita con sus ojitos de cámara .

 

Verónica duerme en mi cuarto con el marido, yo busco el celular y uso unas chinelas que son náuticos azules y grises, me presta el teléfono viejo del marido pero no lo entiendo y le pregunto a mamá si vio el mio y me lo señala. Increíble discapacidad o torpeza para manejar los teléfonos.

4.3.24

La asamblea fascista, por Román Bay

No es casual que el núcleo duro de la derecha argentina se complazca con las salvajes medidas de ajuste de Javier Gerardo Milei que el propio FMI considera audaces. El ajuste no lo está pagando la casta sino el pueblo. Pretenden robarle a lxs jubiladxs el Fondo de Garantías. Este gobierno derechoso quiere meter miedo. Las fuerzas de seguridad adentro del Congreso. Leonardo Sosa amenazando por redes sociales. El papel de comparsa feliz que muestran algunos de nuestros legisladores. Al enano fascista de Javier Gerardo Milei hay que combatirlo. ¿Qué quieren hacer con las privatizaciones? Caputo no responde. Subir impuestos a los combustibles y al carbono. Unos pocos meses de gestión y apenas dos años en la Cámara de Diputados, sumado a patéticas apariciones mediáticas, desde hace casi diez año hacen de un enano fascista el actual Presidente argentino. Niño golpeado. Lo que quizás no tenga cura es el pesimismo. La mirada fija en la negatividad, el automenosprecio. Qué flagelo tenerse en poca estima. Qué bajeza no valorar los propios méritos. Milei crápula como un eunuco que vende seguros de vida a las juventudes hitlerianas, como un erizo sin pene, como una persona a la que nadie quiso en su infancia, como un loco que camina con un perro. Javier Gerardo Milei, un loco que se dirige sin dirección alguna hacia el abismo de la destrucción. Caos. ¿Y la ternura? ¿Y el cariño? ¿Y la pasión? En silencio un matrimonio incestuoso macbethianamente toma el poder por las urnas. La próstata procastinada de Javier Gerardo Milei nos gobierna. Con los fascistas no se negocia, se los combate. A Kristalina Georgieva se la combate. A Luis Totito Yo Te Conozco Basura Caputo se lo combate porque se lo padece. El Plan Convertibilidad de Cavallo terminó en hecatombe. Pero hubo ocho años de fiesta. La mentalidad necia y enferma de Javier Gerardo Milei lo lleva a desconfiar de cualquiera que piense diferente que él. Sus visiones dogmáticas de la realidad. Sus propuestas de laboratorio, como si la sociedad fuera un laberinto de ratas. Sus ideas inaplicables aunque beneficiosas para los grandes grupos económicos en detrimento del pueblo trabajador. Su alineamiento con lo que él define como Occidente, esto es, E.E.U.U. y sus aliados, en particular, Israel. La comedia constitucional avanza. En el recinto, cucarachas y babosas. La cretinada quiere privatizarlo todo. La psicotrópica de Patricia Bullrich, tenebrosa rata inmunda, infame y estúpida, odiosa, festejada por las y los pituquitos de Recoleta, avanza. Bizarra y distópica Argentina. Un dejá vu de locura sobrevuela. Un nivel de colonialismo que no se veía desde los tiempos de la Independencia. Pero la labilidad de nuestros dirigentes políticos es ilimitada. Porque Javier Gerardo Milei, el niño golpeado por su padre, no salió de una remolacha. «Si hay algo más ingrato que un rey, es un pueblo» (Balzac) Cuando la Guardia Civil interrogó a Picasso sobre el Guernica, le preguntó: «¿Quién hizo esta obra?» «Ustedes», respondió el genio. Fue el pueblo argentino, en asamblea con fachos y fachas de nuestro país, con cansados y cansadas, con ilusos e ilusas, quienes creyeron ver en una enano fascista y desquiciado, un experimento a considerar. Fueron y son las y los gorilas de siempre. Fueron ellos y ellas quienes le dieron sus votos al virrey sin ley Javier Gerardo Milei, porquería de persona, servil piojo de los intereses de colonia del FMI en Argentina. Una devaluación del 118% de nuestra moneda. El pueblo votó a su verdugo. La antesala de la propuesta de dolarización. La colonización definitiva. El subdesarrollo. Nos empobrecimos a la velocidad de la luz. Pero no son pocos los millonarios que siguen enriqueciéndose. Son los dueños de la Argentina: Jaime Campos, presidente de la Asociación empresaria argentina (AEA); Luis Pagani, dueño y señor de Arcor; Paolo Roca, magnate del grupo Techint; Alfredo Coto, dueño de Coto; Cristiano Rattazzi, dueño de Fiat; Federico Braun, dueño de La Anónima; Eduardo Elsztain, dueño de IRSA y de Cresud, con más de 27 campos en la región y 868.250 hectáreas en su poder, Marcelo Mindlin, presidente del grupo Emes, que a su vez es el principal accionista de Pampa Energía, Marcos Galperín, dueño de Mercado Libre; María Luis Macchiavello, de Droguería del Sud; Martín Migoya, de Globant; Carlos Blanquier, de Ledesma; Jorge Pablo Brito, actual presidente de River y dueño del banco Macro. Javier Gerardo Milei es el esclavo de estos magnates. Del secretario de Daniel Vila, de José Luis Manzano y de Mauricio Filiberti. El bufón y el lameculos del propio Nicolás Caputo, uno de los empresarios con mayor presencia en la Bolsa. A través de la sociedad Il Tevere, controla junto con otros miembros de su familia, el 49,65% de Mirgor, la mayor empresa industrial de Tierra del Fuego. Caputo también controla el 8,34% de la eléctrica Central Puerto, con socios como Eduardo Escasany, dueño del Banco Galicia, la familia Miguens Bemberg, ex dueño de la cervecería Quilmes y el banquero Guillermo Reca, un ex Merrill Lynch. Un trabajador solo tiene su salario y sus ahorros. El costo social del retroceso que propone este gobierno es demencial. La improvisación es la que avanza. La locura en nombre de la libertad de mercado. Roto el paradigma del derecho laboral. Favorecido el empleador por encima del empleado. Protegido el empresario detrás de su casta mafiosa. Se fundan sospechas sobre quién está detrás de este enano fascista. Un palo tiene dos puntas. De un lado está Milei, del otro; los fondos buitres. Formas de la violencia económica. Crueldad. Conflictividad social. Un modelo de concentración de la riqueza para millonarios. Marcelo Bonelli, basura mediática, chorizo de materia fecal, trabaja para los lobos de Wall Street. Recesión. El prólogo de la inflación. Ajuste brutal. Drástica caída de los ingresos. El modelo que sufrimos. El despojo de los derechos largamente adquiridos. El deterioro de la calidad de vida. La ley de la selva. El terrorismo financiero. El implante capilar de Adorni. Los $185.077.269 que declaró como patrimonio el jefe de Gabinete, Nicolás Posse. Sus tres autos, un MGB convertible de 1980, una Mitsubishi Outlander Sport y un BMW 218i, su lote en Punta del Este, su motovelero y los 34.000 dólares en efectivo declarados. Los 57,4% de pobres en Argentina. La indigencia que aumentó al 15%. Los $6.627.9666.485 pesos que declaró tener Mariano Cúneo Libarona, ministro de Justicia, sus 24 departamentos, uno en Miami, sus seis casas, una en Uruguay, sus dos autos de lujo sumados a sus depósitos en el exterior por un valor de $4.984.470.317. Dejaron sin recursos al Plan Alimentar Comunidad. Genocidio silencioso. Mientras estos magnates se hacen cada vez más ricos y poderosos, se calcula que cerca de 27 millones de personas son pobres en la Argentina.